miércoles, 22 de noviembre de 2006

Día Internacional del Músico



22 de Noviembre de 2006

Entrevista realizada a : Prof. Carlos Valbuena.


Aún los músicos de hoy en Guayana deben romper con el paradigma de una carrera que se ve como un hobbie, mientras en sus corazones nacen las tonadas que alegran nuestras horas o nos hacen recordar un momento inolvidable.


Según cómo sean las personas al meditar sobre la vida de un músico inevitablemente la asocio a ese mismo ritmo de vida de un escritor, que es mi pasión. Un músico así como un escritor deben entregar horas de reflexión para producir la siguiente composición musical o el párrafo del breve cuento.

A veces anegados del olor del cigarrillo o el aroma del café, o simplemente una música de fondo que permita a la mente vislumbra su siguiente creación. Como soñadores imaginan la reacción del público al escuchar las tonadas producidas o al leer el texto escrito.

El músico no ve su vida haciendo otro oficio, sería dejar de él, a veces es capaz de romper la presión social de tener que estudiar una carrera vista como rentable y se dedica únicamente a su guitarra, piano, según sea el instrumento que ha convertido como compañero de su aventura.

Hoy que se celebra el Día Internacional del Músico no tiene una connotación violenta como otras celebraciones de profesiones, sino religiosa, ya que en este caso se toma el 22 de noviembre por ser el día que el papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia como patrona de la música, en 1954.




De Santa Cecilia a la práctica

Así como Santa Cecilia, según cuenta la leyenda católica, decidió entregar su virginidad a Dios, de ese modo la vida del músico es una entrega al conocimiento de los sonidos y de los instrumentos musicales, y además componer para regalar alegría, porque eso es la música.

En Guayana existen varios institutos de formación como es el Centro Académico Bolivariano de Música, el cual desde hace 27 años se ha convertido en la cuna de reconocidos concertistas y profesores de música, así como fundadores de bandas orgullo de la región.

Comentó Ricardo Zarate, director del centro, que actualmente cuentan con una matrícula de 350 alumnos entre las dos sedes, producto de un esfuerzo iniciado por su padre que fue el fundador de esa casa musical. Allí no sólo hay espacio para los niños y jóvenes, sino que también los adultos pueden aprovechar su tiempo libre aprendiendo a tocar un instrumento.

Zarate, como anécdota, aseguró que con mucho gozo han recibido los hijos de aquellos que fueron los primeros alumnos de la institución, quedando así constancia del lazo que queda entre aquellos que participan en el proceso de aprendizaje de la música y de cómo unas notas sonoras pueden unir.

En el centro llevan adelante un curso de introducción a la música para niños y niñas entre cuatro y siete años a fin de que conozcan las nociones básicas, y de acuerdo a su edad, para que por su propia cuenta descubran su propia personalidad musical y preferencia.

Para orgullo de la institución varios de sus pininos pasaron luego a la Orquesta Sinfónica de Guayana, incluso participando en destacadas bandas como Mr Baco y Ozono.




¿Simple Hobbie?


Para Carlos Valbuena es válido y bien merecido que se le dedique un día al músico, tomando en cuenta que a través de sus creaciones son capaces de entregar alegría, y asegura que para un músico el mayor gozo es la receptividad del público frente a su composición.

Carlos Valbuena es uno de los profesores de piano en el Centro Académico Bolivariano de Música quien descubrió su pasión desde 1986, y desde 1990 se dedica a la docencia de la música. Dentro de su currículum cuenta que ha participado en el nacimiento de varias bandas como “Fantasía” que era de puro rock, “Abre brecha” que era de trova (copiando el estilo para entonces de Alí Primera), y también con varias presentaciones con la Banda del Centro Académico.

“No me imagino un mundo sin música, no conozco a nadie que no le guste la música, es que no me imagino un mundo sin artistas, ya sean pintores, músicos o cualquier otra disciplina artística”, expresó.

Por su parte Néstor Moya, quien se dedica a la docencia de la música desde hace cinco años y 15 como músico, plantea que es necesario romper el prejuicio de la vida musical como un simple hobbie, sino que requiere práctica y estudio como cualquier otro oficio que es valorado y bien remunerado.

“Es una carrera mal vista, como un sub oficio” asegura este joven, quien coincide con Valbuena en que su cuerpo y su alma rechazaría otra vida que no estuviese ligada a la música”.

Por el mismo hecho de lo poco valorados que son, afirman que muchos músicos se dedican a la música simplemente porque deben buscar un medio como tener un ingreso, mientras su sueño está en hacer un gran concierto y que su obra sea realmente apreciada por el público.

Así como él lo plantea, era el mismo sueño de Ludwig van Beethoven y el precoz genio de la música Wolfgang Amadeus Mozart, quienes desde muy pequeños comenzaron a codearse con la música por insistencia de sus padres para crear en ellos disciplina y el dominio de un oficio. Cosechar el talento no se trata de un hecho fortuito, sino de las horas de práctica que se entrega a lo que se desea y ama.

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